Un devenir místico: Remedios Varo
Autómatas recuerda a Remedios Varo, artista que traspasó las fronteras de lo terrenal al sumergir su obra en un devenir místico capaz de despertar sueños idos y por venir.
Colores azules, rojos y negros se vuelcan sobre nosotros. Ojos nos miran desde las esquinas, nebulosas y galaxias flotan en el aire, materializándose, frente a todos y entonces, un devenir místico inicia; Las pinturas de Remedios Varo, envueltas en ensoñación. Remedios Varo, pintora que nació en España y fue acogida por México estuvo ligada principalmente hacia el surrealismo, movimiento donde las pinturas rebasaban el límite de lo real; barcos, brujas, estrellas y demás, viajaban más allá de una línea que se expandía hasta rozar lo inconsciente, un espacio en el que, nosotros, visitantes de un mundo extraño, nos vemos inmersos tras rebasar las puertas de la imaginación. Y en cada obra, por su puesto, un nombre alertaba de tales presagios oníricos: R.Varo, clavado en la esquina de los cuadros.
Curiosa fue su propuesta: la R de su nombre posaba primero y, seguida por un punto, colgaba su apellido, Varo. Con trazos firmes, sin curvaturas, se imponía una presencia segura de sí misma. La artista mantenía un orden en su crear temprano que podría ligarse, tal vez, a la gran importancia que tomaba en cuánto a la técnica con la que pintaba, esto solo como base de un duro contexto social y político que rodeaba a sus pinturas. En su carrera que empezaría a tomar peso en la década de 1930, Remedios daría fin a sus estudios dentro de la Academia de San Fernando, y tiempo después, iniciaría un camino en el que se relaciona con grandes artistas, de los cuales destacaron Benjamin Péret, André Bretón, Max Ernst y Joan Miró.
La dureza de los temas en las obras se ve reflejada al pasar por sus migraciones de países debido a la situación de España y de la guerra mundial. Hacia 1935, Varo implementó estas visiones sobre la vida en una época donde la invasión de Francia por las tropas de Hitler y la huida de Benjamin Péret y ella misma terminarían por traerla a México, huyendo de otros dolores e infortunios, de ahí el reconocido Recuerdo de la Walkyria, pintado en 1938.
Sin embargo, la dureza de la vida y de, incluso, su propia búsqueda técnica, intelectual y artística, iría diluyéndose cual pintura en agua,asentándose, también, lo que terminaría también por cambiar su firma a la aplicación de trazos más suaves, así como dejar su nombre completo y pasar al reconocimiento en la historia del arte moderno. Remedios encontraría en México lo que otros países no pudieron brindarle; paz para crear. Así, tras sobrepasar el exilio, encontraría artistas como Leonora Carrington que la ayudarían a recorrer su sendero, y, después de décadas y pinturas, ella misma encontraría un estilo que la hace tan reconocible al ojo humano. Digamos, pues, que su nombre, firma y obra pasaron por una metamorfosis pictórica. Remedios firmó pinturas para exhibiciones y galerías, de las cuales destacan Bruja que va al Sabath (1957), Papilla Estelar (1958) , Creación De Las Aves, (1957) o Fenómeno De Ingravidez (1963) como obras sumamente reconocidas, pero también destacó con ilustraciones publicitarias como Dolor reumático II (1948), Insomnio I, (1947) o Angustia (1947) y contados retratos que se diferencian de cualquier otro, como Retrato del Doctor Ignacio Chávez (1957) o Retrato de los niños Andrea y Lorenzo Villaseñor (1956).
Por esto, Remedios Varo es recordada hoy, desde las Autómatas, como una pintora que, en la búsqueda de los inasequible, pudo traspasar las fronteras de lo terrenal y así, sumergirnos en un devenir místico que despierta cada sueño ido y por venir, desbordando en formas y figuras las criaturas que acompañan al misterio de lo maravilloso.
Andrea Gorgonia Treviño (Monterrey, 1999)
Estudiante de la Licenciatura en Letras Hispánicas de la Facultad de Filosofía y Letras. Becaria del Centro de Creación Literaria de la UANL. Ha publicado en medios digitales como Revista Levadura y Vertebrales: Seres de opinión y colaborado en Tres Nubes Ediciones. Responsable de la columna Autómatas dedicada a la historia del arte.
Autómatas
Espacio que trabaja con autoras y obras creativas desde la mirada feminista en la historia del arte. Mediante las ramas de la literatura y las artes visuales, busca proponer nuevos espacios de aprendizaje y reconocimiento de manera horizontal, puesto que reconoce a la mujer como una portadora y creadora de significados.